Seguidamente se cantaban a los vecinos, incluso a los niños recién nacidos. Por cada Mayo, solían dar las mozas, como limosna, un rollo y por los recién nacidos o menores, un huevo de gallina.
Los mayos a la Virgen en siglos pasados se cantaban en la puerta de la iglesia pero a finales del siglo XIX, y principios del presente, se cantaban la llamada "era del "Tío Ruescas"(depósito de agua del cerro del tesoro, conocido como "Altillo de las Cruces").
Posiblemente porque allí se instalaría algún calvario o cruces durante la Semana Santa. Duraban toda la noche, y cuando acababan, los músicos continuaban cantando los Mayos a las mozas, de puerta en puerta y, si había viudas también eran el blanco de dichas músicas en los que se cantaban las virtudes de dichas damas. Solían durar hasta tres noches consecutivas.
¡Hoy se celebran en Cañete, por si deseáis asistir y seguir con las tradiciones!
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