A ver si podemos ayudar desde aquí y consiguen mantener el bar abierto, algo tan necesario para todos los pueblos.
Más información al final de la noticia.
'Los bares, qué lugares/ tan gratos para conversar./ No hay como el calor/ del amor en un bar', canta Gabinete Caligari. Pero en Alcohujate, un pueblo conquense con 28 habitantes, les falta ese calor porque el único bar está cerrado y el ayuntamiento busca a alguien que lo alquile. «En el bar te ves con la gente; si no lo tienes abierto, es muy triste todo. ¿A dónde vas sin un bar?», se pregunta la presidenta de la comisión de Festejos, Esther Nogueras, en un municipio situado a 5 kilómetros del pantano de Buendía y a 70 de la capital de la provincia.
El último responsable del negocio lo explotó desde mayo de 2021 hasta agosto pasado, una semana antes de las fiestas en honor de Santa Tecla, cuando el ayuntamiento, gobernado por el socialista José Luis Alcocer, rescindió el contrato. Para salir del paso, habló con unos jóvenes del cercano pueblo donde el alcalde vive y los chicos se hicieron cargo del bar.
Entre sus atractivos confesables, Alcohujate tiene iglesia, aunque el cura no va a dar misa en invierno; el panadero se acerca tres veces a la semana y el médico, una cada siete días. Pero le falta tener el calor del bar. «Buscamos a alguien que quiera alquilarlo. Le pusieron un precio de unos cien euros al mes, pero yo, francamente, lo daría gratis», asegura Esther, que se va a empadronar en Alcohujate porque se presentará por el PP en las próximas elecciones municipales.
«Lo interesante sería que quien alquilase el bar, hombre o mujer, fuera una persona apañada. Que, aparte de llevar el bar, fuera un manitas. Hay casas que están cerradas mucho tiempo, todo el invierno, y siempre hace falta un albañil, un fontanero, un electricista... Así se podría sacar un sobresueldo», sugiere la presidente de la comisión de Festejos, apremiada por el alcalde.
«Ahora en invierno no hay mucha gente, pero cuando llega la primavera, a partir de marzo y Semana Santa, el pueblo se llena de gente», asegura Esther. «El bar daría mucha vida por la partida de mus o de chinchón; y el fin de semana sería el punto de reunión de los vecinos», que tienen que desplazarse a Cañaveruelas, donde se encuentra el bar más cercano, a tres kilómetros y medio.
Una fiesta cada dos o tres meses
Quien se hiciese cargo del negocio en Alcohujate tendría que pagar el agua y el 60 por ciento del recibo de la luz, porque el 40 restante correría por cuenta del ayuntamiento. «Son unos 28 habitantes -explica Esther-, pero hay gente que vive en el pueblo y que está empadronada en Madrid por los médicos, ya que son jubilados».
En Alcohujate se organiza una fiesta cada dos o tres meses. La próxima será el 25 de febrero por la matanza del cerdo. Ese día Esther y su hermana se pondrán al frente del bar, como la presidenta de Festejos ya hizo en diciembre por los Santos Cristos, para que vecinos y visitantes puedan consumir en el pueblo que busca con urgencia alguien que lo alquile. Porque no hay como el calor del amor en un bar, ¿verdad, Jaime Urrutia?
Más información en los teléfonos 661 07 50 23 (Esther Nogueras) y 679 31 23 96 (José Luis Alcocer). Y también en el correo electrónico alcohujate.secretaria@dipucuenca.es
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